En la animación, realizada por NASA, se puede observar cómo la perturbación se extendió por las capas altas de la atmósfera a gran velocidad. El terremoto de gran magnitud produjo casi inmediatamente ondas sonoras y de Rayleigh que se propagaron por la ionosfera, a unos 30 kilómetros de altitud, apenas diez minutos después de la sacudida. Las ondas acústicas se mueven a unos 1.000 metros por segundo mientras que las Rayleigh a 3.400 m/s. También se generaron ondas de gravedad que se movían a unos 300 metros por segundo.
Esta perturbación de la atmósfera ha sido detectada en terremotos anteriores como los de Haití o Chile gracias a satélites como DEMETER, con la particularidad de que los cambios aparecen antes de que el propio terremoto se produzca. Lamentablemente, estos dispositivos no están equipados para suministrar datos en tiempo real y los científicos no pueden analizar los registros hasta días después. A pesar de las dificultades, los expertos investigan esperanzados si este tipo de cambios atmosféricos pueden servir algún día para avisar a tiempo de la tragedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario