En España, el 19% de los niños son obesos. |
Se trata de un estudio pionero en España en el que han participado, durante cinco años, más de 30 investigadores y 2.000 voluntarios, y en el que, por primera vez, se ha combinado la dieta con los gimnasios como centros preventivos y curativos de salud.
Benito, investigador principal del proyecto, ha precisado que el 45,2% del exceso de peso detectado en los niños españoles se reparte de la siguiente manera: el 26,1% es sobrepeso y el 19,1% a obesidad.
Mayor riesgo de obesidad:
El problema es "muy preocupante", según ha dicho, porque estos menores tienen mayor riesgo de desarrollar problemas cardiometabólicos, diabetes tipo 2 o aterosclerosis antes de llegar a convertirse en adultos.
"El aumento de la actividad física y el cuidado en la alimentación son las claves para asegurar generaciones sanas", insiste el profesor, que ha apuntado que las intervenciones dirigidas a los niños con obesidad suelen estar orientadas exclusivamente a la pérdida de peso y es fundamental incluir el ejercicio en la educación y no asociar las actividades físicas ni la dieta a un castigo para el menor.
La grasa aumenta con la edad:
A medida que se van cumpliendo años, la grasa visceral aumenta y, como media, un individuo gana seis kilos de peso y pierde otros tantos de músculo entre los 25 y los 65 años. "En el caso de las mujeres se cuatriplica la grasa intervisceral y en el de los hombres se duplica", ha matizado Benito.
Según el especialista, la salud del individuo viene determinada por su estilo de vida, en el que se incluye la dieta y el ejercicio (un 42%), el medioambiente (20%), la genética (28%) y el sistema sanitario (10%).
Marcela González-Gross, doctora en Farmacia y coordinadora del programa Pronaf, ha hecho hincapié en los peligros que corren quienes pretenden reducir su peso con dietas extremas o milagro.
añade que las dietas que eliminan algún tipo de alimento, como las que reducen los hidratos de carbono, son "muy peligrosas" porque, entre otros riesgos, generan una pérdida de agua y electrolitos que pueden producir mareos y déficit de atención.
Aquellas por debajo de 1.000 calorías diarias no garantizan un equilibrio nutricional y, en las de 1.500, hay que recurrir a suplementos vitamínicos, concluye la profesora.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/12/16/nutricion/1324058653.html
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